Crisis del capitalismo en EEUU
Durante años, intelectuales progresistas, izquierdistas y radicales, e incluso algunos pesimistas de Wall Street, han debatido sobre el colapso del capitalismo estadunidense. Por mucho que aumente el número de multimillonarios, que las casas de inversión obtengan ganancias sin precedente y las principales corporaciones logren utilidades de dos dígitos, nuestros agoreros rehúsan replantear sus profecías. Nada ha desacreditado más a la izquierda estadunidense que sus visiones apocalípticas del Gran Derrumbe, a la vista del robusto crecimiento económico. Mientras la izquierda predica sobre la crisis y el final del capitalismo, la mayoría de los trabajadores se quejan de que sus jefes se quedan con una rebanada cada vez más grande; de la intensificación de su explotación, que se traduce en más productividad; de la prolongación de la jornada de trabajo y del año laboral a causa de la reducción de vacaciones, permisos económicos por enfermedad y días de asueto.
El colapso del capitalismo no ha ocurrido porque las empresas, la banca y el gobierno han trasladado a las espaldas del salario y de las clases asalariadas toda la carga de adaptar el capitalismo estadunidense a las demandas del mercado. Lo que se llama la "crisis del capitalismo" es en realidad la crisis del trabajo, es decir, la reducción absoluta y relativa de los niveles de vida, evidente en la eliminación de
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